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Mi primer pecado.

10 Ene

Mi primer pecado lo cometí hace muchoos años atrás, fue el año 1983.

En 1983 tenía 6 años, estaba en primero básico y vivía en Cerro sombrero, Tierra del fuego.  En el lugar donde vivía, por ser  una isla en el fin del mundo, solo había un solo lugar donde se podía estudiar y fue ahí donde al cumplir 6 años llegue para comenzar  mi vida escolar.

Llevaba como 3 meses aprendiendo diversas materias hasta que descubrí mi primera obsesión  …. sí mi primera gran obsesión  ….LOS LAPICES DE COLORES!!!!! y esta misma  compulsión de tomarles el olor, pintar hasta que los dedos me quedarán cuadrados y disfrutar sacarles punta, me llevo a cometer mi primer pecado EL ROBO DE LAPICES ! digo que es mi primer pecado porque fue la primera vez que hice algo que sabía era incorrecto, sabía que lo que hacia era malo.

Mi red de robó partió una mañana en que un compañero ,el Leo, había faltado porque estaba enfermo, para mi el Leo siempre fue un niño apestoso, molestoso e insoportable así es que no me dolió tanto cometer mi primer «crimen» , Habían pasado un par de horas del inicio de mi día escolar y  alguien pregunto ¿Qué l paso al Leo que hoy faltó? Está enfermo dijo el Tío Marco …. fue en ese momento en que me percate que debajo de la gaveta de «mi amigo» había una caja de Faber castell ,mis ojos brillaron, así es que me acerqué a entablar una falsa conversación con su compañero de banco mientras agarraba la caja y la metía debajo de mi chaleco…. fue una tarea difícil me puse nerviosa pero , según yo, nadie se dio cuenta.

Mi mamá era joven ,tendría en esa época unos …. 27 años …  era una mamá chora y entretenida, me regaloneaba harto y a modo de incentivo , para que me sacara buenas notas, me compraba todas las cosas «escolares» que yo quería…  lápices con olor, lápices con cuerpo de goma, lápices de pasta que traían muchos colores en uno, lápices clásicos , lápiz mina y lápices de colores.. muchos , muchos lápices de colores. Así es que si mi mamá me sorprendía con una caja que no era mía me iba a llegar y duro, por eso escondí mi robo en un cajón de mi pieza, mi idea era usar los lápices que no eran míos, para que estos se mantuvieran intactos y me duraran por mucho tiempo. Todavía me acuerdo como esa tarde  al llegar a mi casa pinté , pinte  pinté y pinté hasta que las manos se me acalambraron , ese mismo día los lápices llegaron a la mitad de su tamaño original.

Al día siguiente llegue como si nada al colegio, el Leo estaba ahí sentado en su puesto preguntando por una caja de lápices .¿Alguien la ha visto? preguntó el profesor  y de mi boca salió un NOOOOO al unísono con mis compañeros…. el resto de los robos fue menor, nunca fue una caja completa, en los recreos sacaba uno o dos lápices de las cajas de algún despistado que había dejado sin querer sus cosas encima de la mesa. Y así pasé tarde enteras pintado y dibujando a costa de los útiles de mis compañeros.

Hasta que una mañana una FATAL mañana…. me descubrieron… ese día llegué como de costumbre al colegio, me senté en mi puesto y empezaron las clases, todo estaba normal hasta que el tío Marco se puso serio y dijo «Hay un ladrón en el curso, hace tiempo que se están perdiendo lápices , así que por favor que esta persona se ponga de pie» cri cri cri… silencio absoluto, nadie se levantó y menos yo….. la sangré comenzó a bombear con más fuerza en mi cabeza y un dolor de guata repentino me invadió,  pensaba que iban a llamar a los carabineros y me llevarían presa… entre en pánico… «última vez, que la persona se ponga de pie» Nada, no me iba a entregar tan fácilmente …. Pero un compañero se puso de pie y dijo «Tio yo sé quien es, es la Carolina Brevis» me puse pálida … Brevis , Brevis , Brevis, retumbaba en mi cabeza…….. el profesor se acerco a mi y me dijo ¿fuiste tú? lo miré y alcancé a decir  N… cuando un vómito explosivo salió de mi boca , salió con tanta fuerza que ensucie todo mi banco y los pantalones del profesor,.. de ahí no tengo más recuerdos hasta que mi mamá me fue a buscar.

Me retó como nunca , me dijo que eso que hacía era feo, que la gente mala y ordinaria robaba y no la gente buena y menos las niñitas como yo… ¿Dónde están los lápices?. La llevé a mi cajón secreto ,los ojos se le abrieron tanto al ver la cantidad de lapices que había ahí ,que me dio susto. «Vamos a ir comprar cajas de lápices , pero ninguna para ti, vas a ir a la casa de cada uno de tus compañeros , le entregas una caja y le pides perdón» No quería , me daba vergüenza… pero no me quedo otra que hacerlo, casa por casa tocaba el timbre pedía disculpas y entregaba la caja de lápices.

Por suerte el tema en el colegio no se volvió a tocar, por suerte los niños tienen rápida capacidad de olvido y de perdón, así es que mi gran pecado quedó como una gran lección personal sin perdidas emocionales que lamentar ya que todos seguimos siendo tan  amigos como siempre.